INDICE

1. Introducción

2. El desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años

2.1. Leyes del desarrollo motor

2.2. Fases del desarrollo motor hasta los seis años

2.3. Desarrollo del tono, del control postural, la marcha, los reflejos, la prensión y la motricidad fina

3. La psicomotricidad en el currículo de la educación infantil

4. La sensación y percepción como fuente de conocimientos. La organización sensorial y perceptiva.

4.1. La sensación

4.2. La percepción

4.3. La organización sensorial y perceptiva

5. Intervención educativa

6. Conclusiones

7. Bibliografía

1. Introducción

El desarrollo psicomotor de los niños y niñas es un proceso fundamental en su crecimiento y aprendizaje. Durante los primeros seis años de vida, se producen importantes cambios en la coordinación y control de los movimientos, así como en la capacidad para percibir, interpretar y comprender el entorno. La psicomotricidad es un aspecto clave en el currículo de la educación infantil, ya que a través de ella se potencian las habilidades motrices y cognitivas de los niños y se fomenta su desarrollo integral. En este tema, abordaremos la importancia de la sensación y percepción como fuente de conocimiento, así como la organización sensorial y perceptiva en el desarrollo psicomotor. También se tratará la intervención educativa y las estrategias pedagógicas para favorecer el desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años.

2. El desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años

Podemos definir desarrollo como el proceso de cambio de todas las estructuras psicofísicas de un individuo desde la gestación hasta el final de su vida. El nivel de desarrollo está condicionado por la maduración del sistema nervioso, las variables ambientales, la nutrición, la herencia genética y el contexto sociocultural.

El desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años es un proceso complejo y gradual que abarca una gran variedad de habilidades motrices, sensoriales y cognitivas. Durante este período, se producen importantes cambios en la coordinación y el control de los movimientos, así como en la capacidad para percibir, interpretar y comprender el entorno.

2.1. Leyes del desarrollo motor

Las leyes del desarrollo motor son principios que describen cómo se desarrollan las habilidades motoras en los niños y niñas. Estas leyes fueron propuestas por el psicólogo y teórico del desarrollo Arnold Gesell, y se basan en la observación de patrones de comportamiento en el desarrollo motor.

Las leyes del desarrollo motor incluyen:

  1. Ley de la Cefalocaudalidad: Este principio establece que el desarrollo motor sigue un patrón de desarrollo desde la cabeza hacia los pies. Es decir, los movimientos y habilidades se desarrollan primero en la cabeza y los brazos, y luego en el tronco y las piernas.
  2. Ley de la Proximodistalidad: Esta ley se refiere a que el desarrollo motor se produce primero en las partes más cercanas al cuerpo (como el tronco y los brazos) y luego se extiende hacia las partes más distales (como las manos y los pies).
  3. Ley de la Jerarquía Integrada: Las habilidades motoras se desarrollan en un orden jerárquico y secuencial, de manera que las habilidades más simples se adquieren primero y luego se construyen habilidades más complejas sobre ellas.
  4. Ley de la Diferenciación: Las habilidades motoras se vuelven más precisas y específicas a medida que los niños y niñas se desarrollan, lo que les permite realizar movimientos cada vez más complejos y precisos.
  5. Ley de la Independencia de los Sistemas: Los sistemas motores y cognitivos se desarrollan de manera independiente, aunque estén interconectados. Es decir, el desarrollo motor no está directamente relacionado con el desarrollo cognitivo y emocional, aunque influyen en él.

Estas leyes del desarrollo motor son importantes para comprender el proceso de desarrollo motor en los niños y niñas, y pueden ser útiles para diseñar estrategias educativas que promuevan su desarrollo integral.

2.2. Fases del desarrollo motor hasta los seis años

El desarrollo motor de los niños y niñas hasta los seis años se divide en varias fases, cada una de las cuales se caracteriza por un conjunto de habilidades motoras que se adquieren. Las fases del desarrollo motor son las siguientes:

  1. Fase de control cefálico (0-3 meses): Durante esta fase, los bebés aprenden a controlar su cabeza y cuello, y adquieren habilidades como girar la cabeza hacia los sonidos y seguir objetos con la mirada.
  2. Fase de control postural (4-8 meses): En esta fase, los bebés comienzan a sentarse con ayuda, y luego aprenden a sentarse solos. También comienzan a gatear y a desplazarse de forma autónoma.
  3. Fase de habilidades motoras finas (9-18 meses): Durante esta fase, los niños y niñas perfeccionan su coordinación ojo-mano y comienzan a manipular objetos de manera más precisa, como apilar bloques o encajar piezas.
  4. Fase de habilidades motoras gruesas (18-24 meses): En esta fase, los niños y niñas dominan habilidades motoras como correr, saltar, trepar y lanzar objetos.
  5. Fase de habilidades motoras complejas (2-6 años): Durante esta fase, los niños y niñas perfeccionan habilidades motoras más complejas, como montar en bicicleta, dibujar con precisión, y participar en actividades deportivas y juegos de grupo.

Es importante tener en cuenta que estas fases son generales y pueden variar de un niño o niña a otro. Además, el proceso de desarrollo motor está estrechamente relacionado con otros aspectos del desarrollo, como el desarrollo cognitivo y socioemocional. Por lo tanto, es importante ofrecer un entorno estimulante y adecuado para el desarrollo integral de los niños y niñas.

2.3. Desarrollo del tono, del control postural, la marcha, los reflejos, la prensión y la motricidad fina

Otros aspectos a destacar en el proceso de desarrollo psicomotor son los siguientes.

Tono muscular, control postural y marcha

El tono muscular es la tensión que presenta el músculo en reposo y es fundamental para el desarrollo motor de los niños y niñas. El control postural es la capacidad de mantener una postura estable y equilibrada mientras se realiza una actividad motora. Respecto a la marcha, es una de las habilidades motoras más importantes que se adquieren durante los primeros años de vida. El desarrollo de la marcha implica una compleja interacción entre factores neurológicos, musculoesqueléticos y ambientales.

A continuación, se describen las principales etapas del desarrollo del tono muscular, el control postural y la marcha hasta los seis años:

  1. Recién nacido: En el momento del nacimiento, el tono muscular del recién nacido es bajo, lo que significa que los músculos están relajados y no presentan resistencia al movimiento pasivo. Los recién nacidos presentan un control postural muy limitado. En posición supina, los movimientos son lentos y desorganizados, y en posición prona, la cabeza cae hacia un lado.
  2. Primeros meses de vida: A medida que el bebé comienza a moverse y a adquirir habilidades motoras básicas, el tono muscular aumenta gradualmente. Los músculos del cuello y la cabeza son los primeros en fortalecerse y a los tres meses de edad, los bebés ya pueden sostener su cabeza erguida. Durante este periodo, los bebés comienzan a desarrollar un control postural más efectivo. Pueden mantener la cabeza erguida cuando se les sostiene en posición vertical y empiezan a girar la cabeza hacia los sonidos. Al final de esta etapa, pueden sentarse sin apoyo y mantener el equilibrio por cortos períodos de tiempo.
  3. De 6 a 12 meses: Durante este periodo, el tono muscular sigue aumentando y los bebés adquieren mayor control sobre su cuerpo. A medida que aprenden a sentarse y gatear, los músculos del tronco y las extremidades superiores e inferiores se fortalecen. Los bebés adquieren mayor control sobre su tronco y pueden sentarse sin apoyo durante períodos más largos de tiempo. También comienzan a gatear y a desplazarse de forma autónoma.
  4. De 1 a 2 años: A medida que los niños y niñas empiezan a caminar, su tono muscular sigue aumentando y adquieren mayor estabilidad. Los músculos de las piernas y los pies se fortalecen para sostener su peso y mantener el equilibrio. A medida que los niños y niñas comienzan a caminar, adquieren mayor control postural. Pueden mantener el equilibrio en una pierna durante unos segundos y caminar sobre superficies irregulares.
  5. De 2 a 4 años: Durante este periodo, el tono muscular se estabiliza y los niños y niñas adquieren mayor control sobre su cuerpo. A medida que se vuelven más independientes, desarrollan un tono muscular más firme y coordinado. Los niños y niñas perfeccionan su control postural y pueden realizar actividades motoras más complejas, como saltar, correr y trepar.
  6. De 4 a 6 años: En esta etapa, el tono muscular se vuelve más preciso y coordinado, lo que les permite realizar movimientos más complejos y precisos, como correr, saltar y lanzar. El control postural se vuelve más preciso y coordinado. Los niños y niñas pueden mantener el equilibrio en una variedad de posiciones y realizar movimientos más complejos, como girar y saltar con precisión. Asimismo la marcha se vuelve más precisa y coordinada. Los niños y niñas pueden caminar en línea recta.

Los reflejos

Los reflejos son movimientos automáticos e involuntarios que se producen en respuesta a un estímulo específico. En la infancia, los reflejos son una parte importante del desarrollo motor y neurológico del niño o niña. A continuación, se describen algunos de los reflejos más comunes en la infancia:

  1. Reflejo de succión: Este reflejo se produce cuando se estimula el labio del bebé y el niño o niña comienza a succionar. Este reflejo es importante para la alimentación del recién nacido y suele desaparecer alrededor de los 4 meses.
  2. Reflejo de Moro: Este reflejo se produce cuando el niño o niña siente una sensación de caída repentina o una sacudida brusca. El niño o niña extiende los brazos y las piernas y luego los retrae. Este reflejo suele desaparecer alrededor de los 3-6 meses.
  3. Reflejo de Babinski: Este reflejo se produce cuando se estimula la planta del pie del niño o niña y los dedos se extienden y se separan. Este reflejo desaparece alrededor de los 12 meses.
  4. Reflejo de gateo: Este reflejo se produce cuando se coloca al niño o niña en posición ventral y se estimula la planta del pie. El niño o niña comienza a moverse hacia adelante como si estuviera gateando. Este reflejo suele desaparecer alrededor de los 4 meses.
  5. Reflejo de Landau: Este reflejo se produce cuando se sostiene al niño o niña en posición ventral y se eleva el cuerpo por debajo de la cintura. El niño o niña extiende los brazos y las piernas y mantiene la cabeza levantada. Este reflejo suele desaparecer alrededor de los 12-24 meses.

Es importante destacar que la presencia o ausencia de los reflejos en la infancia puede ser un indicador del desarrollo neurológico del niño o niña. Si un reflejo persiste más allá de la edad esperada, puede ser un indicio de una posible alteración en el desarrollo.

La prensión y la motricidad fina

La prensión se refiere a la capacidad de agarrar y manipular objetos con las manos. La motricidad fina, por su parte, es la habilidad para realizar movimientos precisos y coordinados con los dedos y las manos. Estas habilidades son fundamentales en el desarrollo psicomotor de los niños y niñas, ya que les permiten explorar el entorno, interactuar con los objetos y desarrollar su creatividad e imaginación.

Durante los primeros meses de vida, los bebés tienen una prensión refleja, es decir, agarran los objetos de forma involuntaria cuando entran en contacto con sus manos. Con el tiempo, esta prensión se vuelve más precisa y coordinada, lo que les permite agarrar objetos con intencionalidad y control.

A medida que los niños y niñas crecen, la motricidad fina se va desarrollando a través de actividades que les permiten practicar y mejorar sus habilidades. Por ejemplo, pueden manipular bloques, jugar con plastilina, colorear o dibujar, cortar con tijeras, escribir, entre otras actividades.

Es importante destacar que la motricidad fina está estrechamente relacionada con otras áreas del desarrollo infantil, como el lenguaje, la percepción y la cognición. De hecho, se ha demostrado que los niños y niñas que tienen una buena motricidad fina tienen más facilidad para el aprendizaje y el rendimiento escolar.

3. La psicomotricidad en el currículo de la educación infantil

La psicomotricidad es una disciplina que se ocupa de la relación entre el movimiento y los procesos psicológicos y cognitivos. En la educación infantil, la psicomotricidad tiene un papel fundamental en el desarrollo integral de los niños y niñas, ya que les permite desarrollar su capacidad de movimiento y expresión corporal, así como su equilibrio emocional y su autoestima.

En el currículo de la educación infantil, la psicomotricidad es una de las áreas de aprendizaje que se trabaja de manera transversal, es decir, se integra en todas las áreas y actividades educativas. A través de la psicomotricidad, se busca desarrollar las habilidades motoras, emocionales, cognitivas y sociales de los niños y niñas, fomentando su creatividad, su imaginación y su capacidad de comunicación y relación con los demás.

La LOMLOE, Ley Orgánica 3/2020 del 29 de Diciembre de Modificación de la Ley Orgánica de Educación, establece que la educación infantil es una etapa fundamental en el desarrollo integral de los niños y niñas, y reconoce la importancia de la psicomotricidad en esta etapa. Dicha ley establece que el currículo de la educación infantil debe contemplar la enseñanza y el desarrollo de habilidades psicomotoras, tanto gruesas como finas. La psicomotricidad fina es una habilidad fundamental en el desarrollo de la motricidad de los niños y niñas, ya que les permite realizar movimientos precisos y coordinados con las manos y los dedos. La enseñanza de la psicomotricidad fina debe abarcar actividades que permitan a los niños y niñas manipular objetos con destreza y precisión, tales como la escritura, el dibujo, el recorte, la pintura y la modelación con diferentes materiales. Estas actividades deben estar adaptadas a las capacidades de cada niño y niña, y deben ser realizadas de manera lúdica y creativa, fomentando su imaginación y su capacidad de exploración.

Además, la LOMLOE reconoce la importancia de la educación emocional en la educación infantil, y establece que la enseñanza de la psicomotricidad fina debe ser abordada desde una perspectiva emocional, fomentando la autoestima, la confianza en uno mismo y el respeto por los demás.

Actividades para desarrollar la psicomotricidad

Entre las actividades que se pueden desarrollar en el marco de la psicomotricidad en la educación infantil, se encuentran las siguientes:

  • Juegos y actividades que fomenten el movimiento y la coordinación, como saltar, correr, trepar, gatear, entre otros.
  • Actividades que estimulen la expresión corporal y la creatividad, como la danza, el teatro, la música, la pintura y el dibujo.
  • Actividades que fomenten la relación y la comunicación con los demás, como los juegos cooperativos, los juegos en equipo y las dinámicas de grupo.
  • Actividades que estimulen la concentración, la memoria y la atención, como los juegos de atención, los juegos de memoria y los juegos de asociación.

4. La sensación y percepción como fuente de conocimientos. La organización sensorial y perceptiva.

La sensación y percepción son dos procesos cognitivos fundamentales que nos permiten obtener información sobre el mundo que nos rodea. A través de la sensación, nuestro cuerpo recibe información de los estímulos del entorno, mientras que la percepción nos permite dar sentido a esa información y construir una representación mental de la realidad. Piaget (1964) indica que “el desarrollo motor y cognitivo están estrechamente relacionados, y el desarrollo de la percepción y la atención son esenciales para el aprendizaje motor y el desarrollo psicomotor”.

4.1. La sensación

La sensación se refiere a la recepción de estímulos a través de los sentidos, como la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Cada sentido recoge información específica sobre el entorno, y esta información es transmitida al cerebro a través de señales eléctricas y químicas. Por ejemplo, la retina del ojo recoge información visual y la convierte en señales que son procesadas por el cerebro. Se pueden distinguir varias fases en el proceso de sensación:

  1. Estímulo: La sensación comienza con la presencia de un estímulo en el entorno, como un sonido, una luz o un objeto que se toca.
  2. Receptores: Los receptores sensoriales son células especializadas en los sentidos que recogen la información del estímulo. Por ejemplo, los receptores de la retina del ojo detectan la luz, mientras que los receptores de la piel detectan el calor o el frío.
  3. Transducción: Una vez que los receptores han recogido la información sensorial, la transducción es el proceso de convertir esta información en señales eléctricas y químicas que el cerebro puede procesar. Esto ocurre cuando los receptores generan un impulso nervioso en respuesta al estímulo.
  4. Vías sensoriales: Después de la transducción, la información sensorial es transmitida por vías nerviosas específicas al cerebro. Cada sentido tiene una vía nerviosa dedicada que transmite la información sensorial al área correspondiente del cerebro.
  5. Procesamiento cerebral: El cerebro procesa la información sensorial recibida de las vías sensoriales y la integra con la información previa almacenada en la memoria para formar una percepción completa del estímulo. Esta percepción incluye características como la forma, el color, la textura, el sabor y la ubicación del estímulo.

4.2. La percepción

La percepción es el proceso mediante el cual interpretamos y damos sentido a la información sensorial que recibimos. La percepción no es una copia fiel de la realidad, sino que está influida por nuestra experiencia previa, nuestras expectativas y nuestras emociones. Por ejemplo, el cerebro puede interpretar una mancha en la pared como un rostro humano si tiene una forma parecida, a pesar de que no sea realmente un rostro.

Componentes de la percepción

Algunos de los componentes principales de la percepción son:

  1. Sensación: La sensación es el primer componente de la percepción y se refiere a la recepción de información sensorial a través de los sentidos.
  2. Atención: La atención es el proceso mediante el cual seleccionamos ciertos estímulos y los enfocamos mientras ignoramos otros. La atención selectiva es importante para la percepción ya que permite que nuestro cerebro procese información relevante y filtre información irrelevante.
  3. Percepción constante: La percepción constante se refiere a la capacidad del cerebro para mantener la percepción de un objeto constante a pesar de que el estímulo cambie en tamaño, forma, brillo u orientación.
  4. Reconocimiento: El reconocimiento es la capacidad de identificar y nombrar un objeto o estímulo. Esta habilidad está estrechamente relacionada con la memoria y el conocimiento previo.
  5. Interpretación: La interpretación se refiere a la comprensión y atribución de significado a los estímulos percibidos. La interpretación puede estar influenciada por la cultura, la experiencia y las expectativas.
  6. Percepción temporal: La percepción temporal se refiere a la capacidad del cerebro para percibir la duración y el tiempo de los estímulos.
  7. Percepción espacial: La percepción espacial se refiere a la capacidad del cerebro para percibir la posición y la distancia de los objetos en relación con el cuerpo.

Leyes de la percepción

Las leyes de la percepción son principios que describen cómo nuestro cerebro organiza y interpreta la información sensorial que recibimos del mundo que nos rodea. Estas leyes fueron propuestas por primera vez por el psicólogo alemán, Max Wertheimer, en su teoría de la Gestalt en la década de 1920. Algunas de las leyes más importantes de la percepción son:

  1. Ley de la proximidad: Los objetos que están cerca uno del otro tienden a ser percibidos como un grupo o unidad.
  2. Ley de la similitud: Los objetos que comparten características similares, como el color o la forma, tienden a ser percibidos como un grupo o unidad.
  3. Ley de la continuidad: La percepción tiende a favorecer la continuidad en las formas y patrones, incluso si no están completamente presentes.
  4. Ley de la figura-fondo: Los objetos se perciben como una figura (el objeto principal) y un fondo (el espacio que lo rodea).
  5. Ley de la cerradura: La mente tiende a completar formas incompletas o figuras que parecen ser reconocibles.
  6. Ley de la simplicidad: La mente tiende a organizar y percibir los objetos en su forma más simple y fácil de entender.

Estas leyes de la percepción son importantes porque nos ayudan a entender cómo nuestro cerebro organiza y da sentido a la información sensorial que recibimos. Al aplicar estas leyes, podemos comprender mejor cómo las personas perciben el mundo a su alrededor y cómo podemos diseñar objetos y entornos para que sean más fácilmente comprensibles y accesibles para todos.

4.3. La organización sensorial y perceptiva

La organización sensorial y perceptiva se refiere a cómo nuestro cerebro organiza y da sentido a la información sensorial que recibimos del mundo que nos rodea; y se produce en varias etapas, comenzando con la detección de estímulos sensoriales básicos, como la luz y el sonido, y avanzando a través de la percepción de formas, patrones y objetos completos. El cerebro utiliza varias estrategias para organizar y dar sentido a la información sensorial. Una de estas estrategias es la agrupación, donde el cerebro agrupa elementos similares en patrones coherentes. Por ejemplo, podemos percibir una serie de puntos en un patrón como una línea curva en lugar de un conjunto de puntos separados.

Otra estrategia es la segmentación, donde el cerebro separa diferentes elementos en un patrón para crear una comprensión más clara de la información. Por ejemplo, cuando escuchamos una canción, nuestro cerebro separa la melodía, el ritmo y la letra para crear una comprensión completa de la canción.

5. Intervención educativa

La intervención educativa en el desarrollo psicomotor hasta los seis años es crucial para ayudar a los niños y niñas a alcanzar sus hitos de desarrollo y prepararlos para la vida escolar y más allá. La intervención educativa debe ser una combinación de actividades estructuradas y espontáneas que promuevan el desarrollo motor, cognitivo y socioemocional. Es importante proporcionar un ambiente seguro y estimulante que permita a los niños y niñas explorar y aprender a través del movimiento. Las actividades físicas y lúdicas, como correr, saltar, trepar y jugar con pelotas y otros objetos, son esenciales para el desarrollo motor y la coordinación.

Además, la intervención educativa también debe incluir actividades para mejorar la coordinación ojo-mano y la motricidad fina, como dibujar, recortar, pegar y modelar. Estas actividades también pueden ayudar a mejorar la capacidad de concentración y la coordinación de los movimientos precisos.

La intervención educativa debe ser adaptada a las necesidades y capacidades individuales de cada niño o niña. Los niños y niñas con necesidades especiales, por ejemplo, pueden requerir una intervención educativa específica para abordar sus desafíos particulares.

Respecto a la educación sensorial hasta los seis años, implica la utilización de actividades que estimulen los sentidos y ayuden a los niños y niñas a desarrollar sus habilidades sensoriales y perceptivas. La educación sensorial puede involucrar actividades que estimulan los cinco sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato. Por ejemplo, se pueden utilizar diferentes texturas y materiales en actividades de manipulación, experimentar con diferentes sonidos y ritmos en actividades musicales, o involucrar a los niños y niñas en actividades de exploración visual para fomentar el desarrollo de la percepción visual.

La educación sensorial también puede ayudar a los niños y niñas a desarrollar habilidades sociales y emocionales al fomentar la colaboración y la interacción entre compañeros de clase. Por ejemplo, se pueden llevar a cabo actividades en grupo que requieran la coordinación y el trabajo en equipo. Además puede ser una herramienta útil para abordar las necesidades de los niños y niñas con discapacidades sensoriales o del desarrollo. Los niños y niñas con discapacidades sensoriales pueden requerir una intervención educativa específica que se centre en la estimulación sensorial para mejorar su desarrollo cognitivo y motor.

Rodriguez (2002) menciona que “la educación sensorial permite a los niños aprender a través de la exploración y el descubrimiento, y desarrollar una comprensión más profunda y significativa del mundo que les rodea”.

Es importante destacar que la intervención educativa también debe involucrar a los padres y cuidadores para fomentar la colaboración entre el hogar y la escuela. Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades motoras, sensoriales y cognitivas mediante el juego y la exploración en casa.

6. Conclusiones

El desarrollo psicomotor en los niños y niñas hasta los seis años es un proceso complejo y dinámico que involucra la adquisición de habilidades motoras gruesas y finas, el control postural, la marcha y la prensión, así como el desarrollo de los reflejos y el tono muscular. La psicomotricidad juega un papel fundamental en el desarrollo infantil y debe estar presente en el currículo de la educación infantil para asegurar un desarrollo adecuado de los niños y niñas. La psicomotricidad fina, en particular, es importante para el desarrollo de habilidades manuales y la coordinación ojo-mano. La sensación y percepción son procesos fundamentales en la comprensión del mundo que nos rodea y son esenciales para la toma de decisiones y la resolución de problemas. Los componentes de la percepción y las leyes que rigen la percepción nos permiten entender cómo procesamos la información sensorial y cómo organizamos la información para comprender el mundo que nos rodea.

La educación sensorial es fundamental en el desarrollo de los niños y niñas hasta los seis años, ya que les permite explorar y entender el mundo que les rodea a través de sus sentidos. La educación sensorial puede involucrar actividades que estimulan los cinco sentidos y puede ser una herramienta útil para abordar las necesidades de los niños y niñas con discapacidades sensoriales o del desarrollo.

Para finalizar, destacar una cita de Aucouturier y Dupont-Boime (2012): “La educación psicomotriz tiene como objetivo fomentar el desarrollo integral del niño, abordando no solo su aspecto físico, sino también su aspecto emocional y cognitivo”

7. Bibliografía

  • Mora, F. (2014). Neuroeducación: solo se puede aprender aquello que se ama. Alianza Editorial.
  • Piaget, J. (1964). Cognitive development in children: Piaget development and learning. Journal of research in science teaching, 2(3), 176-186.
  • Santos del Cerro, J. (2005). Manual de psicomotricidad. Editorial Médica Panamericana.
  • Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo de Educación
  • Ley Orgánica 3/2020 del 29 de diciembre por la que se modifica la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE)