Tema 5: Desarrollo cognitivo hasta los seis años. El conocimiento de la realidad. La observación y exploración del mundo físico, natural y social. Génesis y formación de los principales conceptos

INDICE

1. Introducción

2. Desarrollo cognitivo hasta los seis años

2.1. Período sensomotor

2.2. Período preoperacional

3. El conocimiento de la realidad

4. La observación y exploración del mundo físico, natural y social

4.1. La observación

4.2. La exploración

4.3. La experimentación

5. Génesis y formación de los principales conceptos

6. Conclusiones

7. Bibliografía

1. Introducción

El desarrollo cognitivo durante los primeros años de vida es un proceso fascinante y crucial en la vida de todo individuo. Durante la infancia, los seres humanos experimentan un rápido crecimiento en sus habilidades cognitivas, lo que les permite adquirir y procesar información del mundo que les rodea de manera cada vez más sofisticada. A medida que los niños crecen, comienzan a desarrollar una comprensión más profunda de la realidad que los rodea. A través de la interacción con su entorno, tanto en el hogar como en el entorno escolar, los pequeños empiezan a formar sus propias representaciones mentales del mundo. Estas representaciones mentales les permiten comprender y dar sentido a los objetos, las personas y los eventos que encuentran en su vida diaria. Cesar Coll (2017) indica que “el desarrollo cognitivo es un proceso activo y constructivo en el que los niños interpretan y asignan significado al mundo que los rodea.”

La observación y exploración del mundo físico, natural y social desempeñan un papel fundamental en el desarrollo cognitivo temprano. Los niños, impulsados por su curiosidad innata, exploran activamente su entorno, interactúan con objetos y personas, y experimentan situaciones nuevas. A medida que se embarcan en estas experiencias, los niños adquieren conocimiento sobre cómo funcionan las cosas, cómo se relacionan entre sí y cómo interactúan con su entorno social. Durante este período de desarrollo cognitivo, también se produce la génesis y formación de los principales conceptos. Los niños empiezan a desarrollar una comprensión básica de conceptos como el tamaño, la forma, el color, la cantidad y el tiempo. A través de su interacción con objetos y personas, los niños aprenden a clasificar, comparar y asociar diferentes características, lo que les permite construir una base conceptual sólida.

A lo largo de este tema, exploraremos los hitos clave en el desarrollo cognitivo hasta los seis años, así como las teorías y enfoques que han contribuido a nuestra comprensión de este proceso. Examinaremos cómo los niños adquieren conocimiento de la realidad a través de la observación y exploración del mundo físico, natural y social. También analizaremos la forma en que se forman y evolucionan los principales conceptos durante esta etapa crucial de la infancia.

2. Desarrollo cognitivo hasta los seis años

El desarrollo cognitivo durante los primeros seis años de vida es una etapa crucial y fascinante en el crecimiento de un niño. Esta etapa la podemos dividir en período sensomotor y período preoperacional de acuerdo a los estudios de Piaget.

2.1. Período sensomotor

El período sensomotor abarca desde el nacimiento hasta aproximadamente los dos años de edad. Durante este período, los bebés experimentan y exploran el mundo a través de sus sentidos y acciones motoras, lo que les permite desarrollar una comprensión inicial de la realidad.

En los primeros meses de vida, los bebés dependen principalmente de sus reflejos innatos para interactuar con su entorno. A medida que crecen, comienzan a desarrollar habilidades motoras más coordinadas, como agarrar objetos, sentarse y gatear. Estas habilidades motoras les permiten explorar activamente el mundo que les rodea.

La principal característica del período sensomotor es la ausencia de pensamiento simbólico y representacional. En lugar de usar palabras o símbolos mentales, los bebés dependen de su experiencia sensorial directa y de sus acciones físicas para comprender y aprender sobre el mundo. Por ejemplo, pueden tocar, manipular y probar objetos para descubrir sus características y propiedades. Los bebés también comienzan a desarrollar la noción de permanencia del objeto, lo que significa que entienden que los objetos siguen existiendo incluso cuando están fuera de su campo de visión. Por ejemplo, si un objeto se esconde bajo una manta, el bebé puede buscarlo o levantar la manta para encontrarlo.

Otro aspecto importante del período sensomotor es el desarrollo de la coordinación entre los sentidos y las acciones motoras. Los bebés aprenden a asociar ciertos movimientos con resultados específicos. Por ejemplo, pueden darse cuenta de que agitar un sonajero produce un sonido agradable.

El período sensomotor también es crucial para el desarrollo de la comunicación y la interacción social. Los bebés comienzan a responder a los estímulos sociales y a establecer vínculos emocionales con los cuidadores. A través de la observación de las expresiones faciales y las respuestas emocionales de los demás, los bebés comienzan a comprender las emociones y a desarrollar habilidades básicas de comunicación no verbal.

2.2. Período preoperacional

El período preoperacional se extiende aproximadamente desde los dos hasta los siete años de edad. Durante esta etapa, los niños comienzan a desarrollar habilidades cognitivas más sofisticadas, como el pensamiento simbólico y la capacidad de representar mentalmente objetos y eventos. Una característica clave del período preoperacional es el uso del lenguaje y el pensamiento simbólico. Los niños empiezan a utilizar palabras y símbolos para representar objetos y acciones que no están presentes físicamente. Por ejemplo, pueden utilizar un palo como si fuera una espada o jugar a ser mamá o papá con muñecos.

Sin embargo, a pesar de su creciente capacidad para el pensamiento simbólico, los niños en el período preoperacional aún tienen dificultades con el razonamiento lógico y la comprensión de ciertos conceptos abstractos. Su pensamiento tiende a ser egocéntrico, lo que significa que tienen dificultades para comprender las perspectivas y puntos de vista de los demás. Otra característica del período preoperacional es la aparición del juego simbólico y el juego de roles. Los niños comienzan a participar en juegos imaginarios donde asumen roles y representan situaciones de la vida real. A través del juego simbólico, los niños exploran y practican diferentes roles sociales, lo que les ayuda a comprender mejor el mundo que les rodea y desarrollar habilidades sociales. Los niños también comienzan a desarrollar la capacidad de centrarse en un aspecto de un objeto o evento a la vez. Este fenómeno se conoce como pensamiento centrado. Por ejemplo, un niño puede centrarse únicamente en la altura de una botella y no tener en cuenta su ancho.

El período preoperacional también es el momento en el que los niños empiezan a hacer preguntas constantes para obtener información y satisfacer su curiosidad. Su capacidad para hacer preguntas demuestra un mayor interés por el mundo que les rodea y su deseo de comprenderlo.

Período preoperacional simbólico y el período preoperacional intuitivo

En resumen, este período lo podemos dividir en dos subetapas: el período preoperacional simbólico y el período preoperacional intuitivo:

  1. Período preoperacional simbólico: Durante el período preoperacional simbólico, que generalmente ocurre entre los dos y los cuatro años de edad, los niños desarrollan una mayor capacidad para el pensamiento simbólico y el uso de representaciones mentales. Utilizan símbolos, palabras e imágenes para representar objetos y eventos de manera no literal. Por ejemplo, pueden usar una caja para representar un automóvil o utilizar palabras para expresar pensamientos o emociones. En esta etapa, los niños también se involucran en el juego simbólico de manera más elaborada. Pueden asumir diferentes roles, como ser un médico, un maestro o un superhéroe, y representar situaciones imaginarias. A través del juego simbólico, los niños exploran y practican habilidades sociales, experimentan diferentes roles y desarrollan su creatividad.
  1. Período preoperacional intuitivo: El período preoperacional intuitivo generalmente se extiende desde los cuatro hasta los siete años de edad. Durante esta subetapa, los niños muestran un pensamiento cada vez más intuitivo y basado en la experiencia. Aunque todavía tienen dificultades para el razonamiento lógico y el pensamiento abstracto, comienzan a hacer inferencias y generalizaciones basadas en su propia experiencia personal. En esta etapa, los niños tienden a tener dificultades para comprender conceptos abstractos y conservar la noción de que las características de los objetos no cambian a pesar de las transformaciones superficiales. Por ejemplo, pueden tener dificultades para comprender que la cantidad de líquido en un vaso no cambia aunque se vierta de un vaso más ancho a uno más estrecho. Aunque el razonamiento de los niños en el período preoperacional intuitivo puede ser limitado por la falta de habilidades cognitivas avanzadas, su curiosidad y capacidad para hacer preguntas siguen en aumento. Los niños en esta etapa suelen ser ávidos aprendices y buscan constantemente respuestas para satisfacer su creciente curiosidad sobre el mundo que les rodea.

3. El conocimiento de la realidad

Desde muy temprana edad, los niños comienzan a explorar y observar el entorno físico, natural y social. Utilizan sus sentidos para percibir y experimentar el mundo, desarrollando una comprensión inicial de la realidad. A medida que continúan creciendo, su conocimiento se expande y se vuelve más sofisticado.

La adquisición del conocimiento de la realidad involucra diferentes aspectos. Por un lado, los niños desarrollan una comprensión de los objetos y sus características. Aprenden a reconocer formas, colores, tamaños y otras propiedades de los objetos físicos. Además, comienzan a comprender las relaciones espaciales y la ubicación de los objetos en el espacio.

Otro aspecto importante del conocimiento de la realidad es la comprensión de los eventos y las secuencias temporales. Los niños aprenden a reconocer y anticipar eventos comunes, como el ciclo del día y la noche, las estaciones del año y las rutinas diarias. A medida que adquieren más experiencia, desarrollan una comprensión más precisa de las secuencias temporales y las relaciones de causa y efecto.

El conocimiento de la realidad también implica una comprensión del mundo social y las interacciones humanas. Los niños comienzan a reconocer a las personas y a desarrollar un sentido de pertenencia a una familia, una comunidad y una cultura. Aprenden sobre las normas sociales, las emociones y las relaciones interpersonales.

El conocimiento de la realidad según Piaget

Según la teoría del desarrollo cognitivo propuesta por Jean Piaget, el conocimiento de la realidad se desarrolla a través de la interacción entre el niño y su entorno. Piaget sostuvo que los niños construyen su conocimiento a través de la asimilación y la acomodación. La asimilación implica interpretar nuevas experiencias en función de las estructuras cognitivas existentes, mientras que la acomodación implica modificar o ajustar esas estructuras cognitivas para adaptarse a la nueva información.

Por otro lado, según Jean Piaget, existen diferentes tipos de conocimientos que se desarrollan a lo largo del proceso de construcción del conocimiento en los niños. Estos tipos de conocimientos incluyen:

  1. Conocimiento físico: Es el conocimiento relacionado con el mundo físico y las propiedades de los objetos. Los niños adquieren conocimientos sobre las características de los objetos, como su forma, color, tamaño, peso, etc. También comprenden conceptos relacionados con el espacio y el tiempo, como la ubicación y el orden temporal de los eventos.
  2. Conocimiento lógico-matemático: Se refiere al conocimiento relacionado con la lógica y las matemáticas. Los niños adquieren habilidades de razonamiento lógico, como la clasificación, la seriación, la conservación y la resolución de problemas. Además, desarrollan la capacidad de comprender conceptos matemáticos, como la cantidad, el número, la adición y la resta.
  3. Conocimiento social: Es el conocimiento relacionado con las interacciones sociales y las normas sociales. Los niños adquieren conocimientos sobre las reglas y expectativas sociales, desarrollan habilidades para interactuar con los demás y comprenden las emociones y perspectivas de los demás.
  4. Conocimiento del yo: Se refiere al conocimiento sobre uno mismo, incluyendo la conciencia de las propias habilidades, emociones, características y deseos. Los niños desarrollan una comprensión gradual de su identidad y su papel en el mundo.
  5. Conocimiento del mundo natural: Es el conocimiento relacionado con los fenómenos naturales y científicos. Los niños adquieren conocimientos sobre los animales, las plantas, el clima, los procesos naturales, etc. Aprenden sobre el funcionamiento del mundo natural y desarrollan una comprensión de las relaciones causales en estos procesos.

Cabe destacar que estos tipos de conocimientos no se desarrollan de forma aislada, sino que se entrelazan y se construyen de manera interrelacionada a medida que los niños interactúan con su entorno y asimilan nuevas experiencias. El desarrollo de estos tipos de conocimientos ocurre a través de las distintas etapas del desarrollo cognitivo propuestas por Piaget, desde la etapa sensoriomotora hasta la etapa de operaciones formales.

4. La observación y exploración del mundo físico, natural y social

La observación y exploración del mundo físico, natural y social desempeñan un papel crucial en el desarrollo cognitivo de los niños. A través de la observación activa y la exploración directa, los niños tienen la oportunidad de descubrir, comprender y construir conocimiento sobre su entorno. Es decir, fomentan el desarrollo cognitivo de los niños de varias maneras:

  1. Estimulación sensorial: La observación y exploración del mundo físico permiten a los niños utilizar sus sentidos para recopilar información sensorial. Al tocar, oler, escuchar, ver y probar diferentes objetos y entornos, los niños estimulan sus sentidos y desarrollan habilidades perceptivas. Esto contribuye al desarrollo de la percepción sensorial, la discriminación visual y táctil, y la comprensión de las características físicas del mundo que les rodea.
  2. Adquisición de conocimientos: A través de la observación y exploración, los niños adquieren conocimientos sobre el mundo físico, natural y social. Pueden aprender sobre los nombres, propiedades y funciones de los objetos, las características de los animales y las plantas, y las normas y valores sociales. Esta adquisición de conocimientos amplía su comprensión y les permite interactuar y adaptarse de manera más efectiva en su entorno.
  3. Desarrollo del pensamiento crítico y científico: Al observar y explorar el mundo natural y social, los niños tienen la oportunidad de desarrollar habilidades de pensamiento crítico y científico. Pueden hacer preguntas, formular hipótesis, realizar investigaciones y extraer conclusiones basadas en sus observaciones y experiencias. Esto fomenta el razonamiento lógico, la capacidad de resolver problemas y el pensamiento analítico.
  4. Estimulación de la creatividad y la imaginación: La exploración del mundo físico y social despierta la creatividad y la imaginación de los niños. A medida que descubren nuevos objetos, entornos y situaciones, pueden utilizar su imaginación para crear historias, roles de juego y escenarios imaginarios. Esto estimula la creatividad y fomenta la capacidad de pensar de manera flexible y fuera de lo convencional.
  5. Desarrollo de habilidades sociales y emocionales: La exploración del mundo social permite a los niños interactuar con otras personas y comprender las normas y expectativas sociales. Aprenden a reconocer emociones, a desarrollar habilidades de comunicación y a participar en actividades cooperativas. Estas interacciones sociales promueven el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, como la empatía, la colaboración y la resolución de conflictos.

4.1. La observación

A través de la observación activa y detallada de su entorno, los niños pueden adquirir información valiosa y desarrollar una comprensión más profunda del mundo que les rodea. Aquí hay algunas formas en las que la observación de estos diferentes aspectos contribuye al desarrollo cognitivo:

  1. Observación del mundo físico: Al observar el mundo físico, los niños pueden aprender sobre las propiedades y características de los objetos, como su forma, tamaño, color, textura y peso. También pueden observar los diferentes tipos de movimientos y acciones que ocurren en su entorno físico. Esta observación activa les permite desarrollar habilidades perceptuales y sensoriales, así como una comprensión de las relaciones espaciales y temporales.
  2. Observación del mundo natural: La observación de fenómenos naturales, como el ciclo de las estaciones, el crecimiento de las plantas y los animales en su hábitat, permite a los niños adquirir conocimientos sobre el mundo natural. Pueden aprender sobre las características de diferentes animales y plantas, las interacciones entre los seres vivos y su entorno, y los procesos naturales, como el clima y la meteorología. La observación de la naturaleza fomenta la curiosidad, el interés por la ciencia y el respeto por el medio ambiente.
  3. Observación del mundo social: La observación del mundo social implica observar y comprender las interacciones humanas, las normas y las relaciones sociales. Los niños pueden observar cómo las personas se comunican, cómo interactúan en diferentes situaciones sociales y cómo se desarrollan las relaciones entre individuos. A través de la observación de las interacciones sociales, los niños aprenden sobre las normas culturales, la empatía, la expresión de emociones y el desarrollo de habilidades sociales.

4.2. La exploración

A través de la exploración activa de su entorno, los niños tienen la oportunidad de adquirir nuevas experiencias, conocimientos y habilidades que les ayudarán a comprender y relacionarse con el mundo que les rodea.

  1. Exploración del mundo físico: Al explorar el mundo físico, los niños tienen la oportunidad de interactuar con objetos y materiales concretos. Pueden tocar, manipular, mover y experimentar con diferentes objetos para comprender sus propiedades físicas, como la textura, el peso, la forma y la solidez. Esta exploración les permite desarrollar habilidades motoras finas y gruesas, coordinación ojo-mano y percepción espacial.
  2. Exploración del mundo natural: La exploración del mundo natural, como los parques, jardines y entornos naturales, brinda a los niños la oportunidad de descubrir y aprender sobre la diversidad de la flora, la fauna y los fenómenos naturales. Pueden observar el crecimiento de las plantas, el comportamiento de los animales, los cambios estacionales y la interacción entre los seres vivos y su entorno. Esta exploración fomenta el interés por la naturaleza, promueve el cuidado del medio ambiente y amplía su comprensión del mundo natural.
  3. Exploración del mundo social: Tal y como indica Vygotski “la interacción social y la participación en actividades culturales son cruciales para el desarrollo cognitivo.” Es decir, la exploración del mundo social involucra interactuar con otras personas y comprender las dinámicas sociales y culturales. Los niños pueden participar en juegos de roles, actividades grupales y situaciones de interacción social. A través de estas experiencias, aprenden a comprender las normas sociales, a desarrollar habilidades de comunicación, a expresar emociones y a construir relaciones con sus pares y adultos. Esta exploración promueve el desarrollo de habilidades sociales, la empatía y el respeto por la diversidad cultural.

4.3. La experimentación

En el RD 95/2022 se indica en el apartado de principios pedagógicos la implementación de la experimentación “dicha práctica se basará en experiencias de aprendizaje significativas y emocionalmente positivas y en la experimentación y el juego”. Asimismo una de las áreas de la etapa de Educación Infantil es “Descubrimiento y Exploración del Entorno”.

Incluir legislación educativa relacionada de la comunidad autónoma correspondiente.

En otras palabras, la experimentación del mundo físico, natural y social debe seguir un enfoque activo y práctico que permite a los niños aprender y comprender a través de la acción y la manipulación directa de su entorno. A través de la experimentación, los niños tienen la oportunidad de formular hipótesis, realizar pruebas, obtener resultados y extraer conclusiones. Esto fomenta su desarrollo cognitivo de varias maneras:

  1. Aprendizaje basado en la experiencia: La experimentación permite a los niños aprender de primera mano a través de la acción y la interacción con el mundo que les rodea. Pueden explorar objetos, materiales y situaciones, y observar directamente los resultados de sus acciones. Este aprendizaje basado en la experiencia es más significativo y duradero, ya que los niños pueden construir su conocimiento a partir de sus propias observaciones y descubrimientos.
  2. Desarrollo de habilidades científicas: La experimentación del mundo físico, natural y social fomenta el desarrollo de habilidades científicas en los niños. Les ayuda a formular preguntas, plantear hipótesis, diseñar experimentos, recolectar y analizar datos, y llegar a conclusiones basadas en evidencia. Aprenden a pensar críticamente, a hacer inferencias y a desarrollar un enfoque sistemático para explorar y comprender el mundo que les rodea.
  3. Comprensión de causa y efecto: La experimentación permite a los niños comprender la relación de causa y efecto. Pueden explorar cómo diferentes acciones o variables afectan los resultados. Por ejemplo, pueden investigar qué sucede cuando mezclan colores, cambian la temperatura de un líquido o interactúan con otras personas. Esta comprensión de causa y efecto es fundamental para el razonamiento lógico y el pensamiento científico.
  4. Desarrollo del pensamiento crítico y el problema resolutivo: La experimentación desafía a los niños a reflexionar, analizar y resolver problemas. A medida que realizan experimentos y enfrentan desafíos, deben utilizar habilidades de pensamiento crítico, como el análisis de información, la generación de ideas y la toma de decisiones. La experimentación también fomenta la resiliencia y la perseverancia, ya que los niños pueden enfrentar resultados inesperados y adaptarse a nuevas situaciones.
  5. Fomento de la curiosidad y la creatividad: La experimentación promueve la curiosidad y la creatividad en los niños. Les brinda la libertad de explorar, probar nuevas ideas y soluciones, y hacer descubrimientos por sí mismos. La experimentación estimula su imaginación y les permite generar nuevas perspectivas, conexiones y aplicaciones de conocimiento.

5. Génesis y formación de los principales conceptos

La génesis y formación de los principales conceptos en el desarrollo cognitivo de los niños es un proceso gradual y fundamental en su capacidad para comprender el mundo que les rodea. A medida que los niños interactúan con su entorno y adquieren experiencias, desarrollan conceptos que les permiten categorizar, organizar y comprender la información de manera más eficiente.

5.1. La noción o permanencia del objeto

La noción de permanencia del objeto es un concepto crucial en el desarrollo cognitivo de los niños, y estudiado por Jean Piaget. Se refiere a la capacidad de comprender que un objeto o una persona sigue existiendo incluso cuando no está presente o no es percibida directamente. En otras palabras, implica entender que los objetos no desaparecen o se desvanecen simplemente porque ya no los vemos.

Durante los primeros meses de vida, los bebés pueden mostrar una falta de conciencia de la permanencia de los objetos. Si un objeto se oculta o se retira de su vista, pueden actuar como si el objeto hubiera desaparecido por completo. Sin embargo, a medida que los niños maduran cognitivamente, comienzan a desarrollar una comprensión más sofisticada de la permanencia del objeto.

De acuerdo a las etapas del desarrollo de Piaget y centrándonos en Educación Infantil, veremos el desarrollo de la noción de permanencia del objeto:

  1. Etapa sensoriomotora (0-2 años): Durante esta etapa, los bebés comienzan a desarrollar la conciencia de la permanencia del objeto. Alrededor de los 8 meses, los niños alcanzan un hito importante llamado “permanencia del objeto parcial”. Comienzan a darse cuenta de que un objeto puede seguir existiendo aunque esté parcialmente oculto. Por ejemplo, si un juguete se coloca bajo una manta, el niño puede intentar levantar la manta para buscarlo.
  2. Etapa preoperacional (2-7 años): Durante esta etapa, los niños continúan desarrollando su comprensión de la permanencia del objeto. Ahora son capaces de comprender que los objetos siguen existiendo incluso si están completamente ocultos de su vista. Pueden buscar objetos que han sido escondidos en lugares no visibles y mostrar sorpresa o alegría cuando los encuentran.

La adquisición de la noción de permanencia del objeto es fundamental, ya que sienta las bases para el desarrollo de habilidades cognitivas más complejas, como la memoria, la anticipación y la resolución de problemas. También permite a los niños comprender que las personas y los objetos tienen una existencia continua y estable, lo que contribuye a su desarrollo de las relaciones sociales y su comprensión del mundo que les rodea.

5.2. Concepto de tiempo

El concepto de tiempo se refiere a la secuencia y duración de los eventos, la medida de la sucesión de momentos y la organización de nuestra experiencia en términos de pasado, presente y futuro. El tiempo es una construcción abstracta que nos permite organizar y comprender la realidad. Aunque el tiempo en sí mismo es intangible, nuestra percepción del tiempo se basa en eventos y cambios que observamos en el entorno y en nuestros propios procesos internos. El desarrollo del concepto de tiempo en los niños ocurre gradualmente a lo largo de su crecimiento y madurez cognitiva. En las primeras etapas, los niños pueden experimentar una noción limitada del tiempo, basada en eventos recurrentes o rutinas diarias, como las comidas, el sueño o las actividades regulares. Con el tiempo, comienzan a comprender que el tiempo puede medirse y dividirse en unidades más pequeñas, como segundos, minutos, horas y días.

Algunos aspectos clave del concepto de tiempo incluyen:

  1. Secuencia temporal: La capacidad de comprender y seguir una secuencia ordenada de eventos en el tiempo, reconociendo el orden en que ocurren. Por ejemplo, comprender que primero nos vestimos y luego desayunamos.
  2. Duración y temporalidad: La comprensión de que el tiempo puede medirse y que los eventos pueden tener una duración específica. Los niños comienzan a adquirir un sentido del tiempo pasado, presente y futuro.
  3. Relaciones temporales: La capacidad de establecer relaciones temporales entre eventos, como la causa y el efecto. Por ejemplo, entender que un evento pasado puede influir en un evento presente o futuro.
  4. Anticipación y planificación: La capacidad de anticipar eventos futuros y planificar actividades en función de esa anticipación. Por ejemplo, esperar una fiesta de cumpleaños y planificar cómo celebrarla.
  5. Conceptos relacionados con el tiempo: El desarrollo de conceptos relacionados con el tiempo, como las estaciones del año, los días de la semana, los meses y las estaciones. Estos conceptos ayudan a los niños a comprender la estructura temporal del año y sucesos recurrentes.

El desarrollo del concepto de tiempo en Educación Infantil

El desarrollo del concepto de tiempo en niños de 0 a 6 años se caracteriza por una progresión gradual en su comprensión y capacidad para relacionarse con el tiempo. Durante esta etapa, los niños pasan por diferentes hitos en su desarrollo cognitivo y adquieren una comprensión más sofisticada del tiempo. A continuación, se presentan algunas características y logros clave en el desarrollo del concepto de tiempo en este rango de edad:

  1. Percepción del tiempo subjetivo: Durante los primeros años de vida, los niños tienen una percepción subjetiva del tiempo. No tienen una comprensión precisa de la duración de los eventos y pueden tener dificultades para anticipar cuánto tiempo ha pasado o cuánto tiempo queda para algo.
  2. Rutinas y secuencias: Los niños comienzan a desarrollar una comprensión básica del tiempo a través de las rutinas diarias y las secuencias de eventos repetitivos. Pueden anticipar eventos familiares, como la hora de comer o la hora de dormir, y reconocer la secuencia en la que ocurren.
  3. Orientación en el tiempo: A medida que los niños crecen, empiezan a desarrollar una mayor orientación en el tiempo. Pueden identificar los momentos clave del día, como la mañana, la tarde y la noche. También pueden reconocer los días de la semana y eventos recurrentes, como los días de juego o los días festivos.
  4. Uso de marcadores temporales: Los niños empiezan a utilizar palabras y frases relacionadas con el tiempo, como “antes”, “después”, “ayer”, “hoy” y “mañana”. Aunque su comprensión de estos términos puede ser limitada al principio, con el tiempo adquieren un mejor entendimiento de su significado y los utilizan para hablar sobre eventos pasados, presentes y futuros.
  5. Representaciones visuales del tiempo: Los niños pueden comenzar a utilizar representaciones visuales del tiempo, como calendarios o relojes, para comprender y organizar los eventos temporales. Aunque su comprensión de estas representaciones puede ser básica, les ayuda a visualizar y planificar eventos en el tiempo.

Es importante tener en cuenta que el desarrollo del concepto de tiempo puede variar entre los niños y depende de factores como las experiencias vividas, las interacciones sociales y el entorno cultural. Además, es durante el período preescolar y los primeros años de la escuela primaria cuando los niños muestran una mayor madurez en su comprensión del tiempo y su capacidad para relacionarse con eventos pasados, presentes y futuros.


5.3. Concepto de espacio

El concepto de espacio es una noción fundamental que nos permite comprender y organizar nuestra experiencia del mundo que nos rodea. Se refiere a la dimensión física en la que los objetos y los eventos se ubican y se relacionan entre sí.

El espacio puede entenderse desde diferentes perspectivas:

  1. Espacio físico: Es la dimensión física tangible en la que nos movemos y percibimos los objetos y las personas. Incluye aspectos como la distancia, la ubicación, la forma, el tamaño y la posición de los objetos en relación con otros. La percepción del espacio físico se basa en los sentidos, como la visión, el tacto y la audición.
  2. Espacio social: Hace referencia a la interacción y relación entre las personas en un contexto espacial. Involucra aspectos como la proximidad, la intimidad, el contacto físico y la organización de los espacios sociales, como las casas, las aulas o los lugares públicos. El espacio social también está relacionado con las normas culturales y sociales que determinan cómo se utilizan y se comparten los espacios.
  3. Espacio mental: Es la representación cognitiva interna que cada individuo tiene del espacio. Incluye la capacidad de imaginar, visualizar y orientarse mentalmente en el espacio, incluso en ausencia de estímulos visuales directos. El espacio mental nos permite recordar lugares, planificar rutas, representar mapas mentales y realizar actividades que requieren una comprensión espacial.

El desarrollo del concepto de espacio en los niños ocurre gradualmente a medida que exploran y se relacionan con su entorno. Al principio, los bebés pueden tener una comprensión limitada del espacio, pero a medida que crecen y se desarrollan, adquieren habilidades espaciales más complejas. Aprenden a percibir la profundidad, la distancia y las relaciones espaciales, a orientarse en su entorno y a representar mentalmente el espacio. El desarrollo del concepto de espacio también está influido por factores culturales y sociales. Las normas y convenciones culturales pueden influir en cómo percibimos y utilizamos el espacio físico y social. Por ejemplo, en algunas culturas, el espacio personal se valora y se respeta más que en otras.


5.4. Concepto de número

El concepto de número es una noción fundamental en el desarrollo cognitivo de los niños. Se refiere a la comprensión y representación de la cantidad y la magnitud. A través del concepto de número, los niños pueden contar, comparar, clasificar y realizar operaciones matemáticas básicas. El desarrollo del concepto de número ocurre de manera progresiva a lo largo de la infancia y la niñez temprana. Algunas etapas clave en el desarrollo del concepto de número:

  1. Discriminación de cantidades: Durante los primeros meses de vida, los bebés pueden distinguir entre diferentes cantidades, como una o dos objetos. Pueden mostrar preferencia por colecciones más grandes y reaccionar a cambios en la cantidad.
  2. Conteo: Alrededor de los 2 o 3 años, los niños comienzan a aprender a contar. Inicialmente, pueden recitar la secuencia numérica sin comprender su significado, pero con el tiempo comienzan a asignar un número a cada objeto al contar. A medida que practican el conteo, adquieren una comprensión más sólida de la correspondencia uno a uno y el principio de cardinalidad (el último número que se dice representa la cantidad total).
  3. Números simbólicos: Alrededor de los 3 o 4 años, los niños comienzan a comprender que los números son símbolos que representan cantidades. Pueden reconocer y escribir números y pueden asociarlos con conjuntos de objetos. También pueden comparar cantidades y determinar si una cantidad es mayor, menor o igual a otra.
  4. Operaciones básicas: A medida que los niños avanzan en edad, desarrollan habilidades para realizar operaciones básicas de suma y resta. Comienzan a comprender el concepto de adición y sustracción, y pueden resolver problemas numéricos simples.
  5. Concepto de cantidad abstracta: A medida que los niños crecen, desarrollan una comprensión más abstracta del concepto de número. Pueden comprender y utilizar números más grandes, como decenas, centenas y miles. También pueden utilizar estrategias más sofisticadas para resolver problemas matemáticos y comprender conceptos como la multiplicación y la división.

Es importante tener en cuenta que el desarrollo del concepto de número puede variar entre los niños y depende de factores como las experiencias de aprendizaje, las interacciones sociales y el entorno educativo. La enseñanza adecuada y las oportunidades de práctica y exploración numérica son fundamentales para el desarrollo de un sólido concepto de número.

6. Conclusiones

El desarrollo cognitivo hasta los seis años es un periodo de crecimiento y adquisición de habilidades fundamentales para los niños. Durante este tiempo, se produce una serie de cambios y avances en su capacidad de comprensión y conocimiento de la realidad. En cuanto al conocimiento de la realidad, los niños exploran y observan el mundo físico, natural y social a través de la observación, la exploración y la experimentación. Estas experiencias les permiten construir su comprensión del entorno y adquirir conocimientos sobre las propiedades, características y relaciones entre los objetos, personas y fenómenos que los rodean.

La génesis y formación de los principales conceptos son procesos fundamentales en el desarrollo cognitivo. A medida que los niños interactúan con su entorno, van construyendo conceptos básicos, como el tiempo, el espacio, los números y los objetos. Estos conceptos se desarrollan gradualmente, desde una comprensión inicial limitada hasta una comprensión más sofisticada y abstracta.

La observación, exploración y experimentación del mundo físico, natural y social fomentan el desarrollo cognitivo de los niños al proporcionarles oportunidades para aprender, descubrir y construir significado. Estas experiencias les permiten desarrollar habilidades cognitivas, como la percepción, la atención, la memoria, la resolución de problemas y el pensamiento crítico.

7. Bibliografía

  • Piaget, J. (1962). Play, Dreams and Imitation in Childhood. Routledge.
  • Vygotsky, L. S. (1978). Mind in Society: The Development of Higher Psychological Processes. Harvard University Press.
  • Coll, C. (2017). Psicología de la educación y prácticas educativas. Ediciones Morata.
  • Real Decreto 95/2022, de 1 de febrero, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Infantil.